“CLÁSICOS DE LA PINTURA” La exposición que presento en la galería Armaga es el resultado del último año de trabajo y en ella podremos ver cinco esculturas en hierro y cuatro dibujos sobre tela bordados a mano por Ana Campos, las nueve piezas tienen como base, pinturas muy populares de artistas sobradamente reconocidos. Hace 38 años yo llamaba a la puerta de una academia de pintura y en ella estuve durante tres años, la rutina de trabajo habitual consistía en la realización de una copia, en mi caso de pintura clásica que era mi favorita, el ejercicio era muy completo ya que practicaba a la vez el dibujo y la pintura. Partía de cero, sin técnica ni conocimiento alguno aunque contaba con la voluntad firme de intentarlo a pesar del profesor que se empeñaba en corregir una y otra vez mi trabajo sin importarle lo más mínimo mis sentimientos. De alguna manera la pintura clásica siempre ha estado presente en mí trabajo y sinceramente pienso que en ella se esconden mis principales referentes escultóricos, sus composiciones matemáticas, sus personajes desnudos o casi desbordantes de anatomías sutiles y poderosas, sus narrativas no exentas de dramatismo, en fin creo que a pesar de mis limitados conocimientos , aquellos descubrimientos que iban de la mano de las explicaciones de un profesor que nunca perdió su fe en mí, abrieron mi mente y despejaron de golpe un camino que en aquel momento no veía nada claro. Hoy, el recuerdo de mis primeros pasos en la academia de pintura volvió a agitarse y vuelven a interesarme las mismas propuestas de entonces con la diferencia de que hoy puedo mirarlas a la cara, dialogar con los personajes y acercarme a sus autores como nunca me imaginé. He vuelto a cotillear en libros viejos de pintura centrándome únicamente en aquellos cuadros en los que creo que se esconden escenas o personajes que para mí no son otra cosa que realidades escultóricas encubiertas. Realizar sus volúmenes e insinuar sus movimientos, satisfacer mi curiosidad para contemplarlos nuevamente desde otros ángulos ya que de alguna manera es volver a vivirlos al liberarlos de su único punto de vista y llevarlos allí donde otra mirada pueda ser posible. “Clásicos de la Pintura” no solamente pretende poner de manifiesto las relaciones, siempre delicadas, entre la Pintura y la Escultura también es la mejor oportunidad que tengo de que aquel muchacho nervioso de 17 años que un día llamó al timbre de la Academia de Pintura le dé las gracias a la persona que le abrió la puerta, Alejandro Vargas, mi maestro.