Tú hieres y acaricias la madera en nombre de la libertad;
tú enseñas en el interior del bronce y en las celdas graníticas,
amas el resplandor de los cuchillos,
entras en las arterias vegetales,
creas al mismo tiempo el resplandor y la sombra,
llevas la vida al interior de la muerte.
Antonio Gamoneda